(Citando a Aquiles Nazoa)
Creo en los hombres creadores de mitos que descortinaron el cielo y la tierra, lo profano y lo sagrado;
Creo en mis juguetes fallecidos, embalsamados, momificados y sepultados por el tiempo, que cada día resucitan arquelógicamente;
Creo en el poder silencioso de la noche llena de apariciones, en las historias conocidas y desconocidas, en los brillos y la oscuridad de su manto;
Creo en mis juguetes fallecidos, embalsamados, momificados y sepultados por el tiempo, que cada día resucitan arquelógicamente;
Creo en el poder silencioso de la noche llena de apariciones, en las historias conocidas y desconocidas, en los brillos y la oscuridad de su manto;
Creo en la luna que habita el patio de casa recorriendo silenciosamente los rincones de mi memoria;
Creo en los poderes de los gatos y de los perros con los cuales compartí tantos juegos;
Creo en la conquista del cielo escalando árboles, subiendo el Cerro la Cruz, volando papagayos;
Creo en los poderes de los gatos y de los perros con los cuales compartí tantos juegos;
Creo en la conquista del cielo escalando árboles, subiendo el Cerro la Cruz, volando papagayos;
Creo en los poderes de la imagen, en la magia del arte, en lo que nos mira y no vemos, en lo que vemos y no nos ve;
En fin, creo en mí mismo, pues sé que en los cajones que habitan mis recuerdos encuentro laberintos que me conducen a mundos maravillosos llenos de hilos, agujas, tijeras, papeles, lápices de color y sacapuntas.
